Porque es la manera que tiene nuestro cuerpo de comunicarse con nosotros, de avisarnos que algo no anda bien. Cuando los síntomas no son producidos por un estímulo externo real, sino por la interpretación que nuestro cerebro hace ante ese estímulo, se vuelven habituales y persisten para indicarnos que hay algo que no funciona correctamente. Que algo nos tensa, nos contrae.
¿PARA QUÉ SE NOS PRESENTA LA ANSIEDAD?


La ansiedad nos empuja a tomar las medidas convenientes ante determinados estímulos reales (huir, atacar, neutralizar, afrontar, adaptarse, etc.), según el caso y la naturaleza del riesgo o del peligro. La ansiedad pues, como mecanismo adaptativo, es buena, funcional, normal y no representa ningún problema de salud. Sin embargo cuando el peligro percibido es imaginario, el ciclo no se cierra, la ansiedad nos queda en el cuerpo. Produce mayor miedo y a mayor miedo, mayor ansiedad. Entramos en un bucle complejo del que es difícil salir sin las herramientas y el apoyo adecuado.
CÓMO ME OCUPO DE MI ANSIEDAD?
El primer paso para conseguir vencer la ansiedad es aceptar como eres. Y comprobar que esta es
solo un aviso de tu cuerpo, que hay cosas en tu vida que hay que cambiar. Y no lo olvides, no es
una cosa, es un conjunto de hábitos que hay que modificar para poder estar realmente en un estado de no ansiedad.
La cuestión en el manejo de la ansiedad consiste en reducirla a niveles normales y en utilizar luego esa ansiedad normal como estímulo para aumentar la propia percepción, la vigilancia y las ganas de vivir. Cuando aceptas la ansiedad, ésta se reduce. Recuerda que la ansiedad no está aquí, está en el futuro. Las expectativas irracionales y el querer anticipar lo que viene nos lleva a sufrir ansiedad.